Hoy he pensado en el movimiento

November 28, 2010

¿De dónde proviene? ¿De un sitio específico y de varios lugares imprecisos? Yo espero algún momento saberlo, para abrazarlo y tocarlo cada vez que se me antoje. Yo no sé si está muy alto o demasiado abajo, muchos menos si se trata de un secreto que sólo se dice al oído con vocecita de oruga. Escucho el conversar de las tablas y me parece que ellas también lo disfrutan, porque cantan, ríen, aplauden si les de la gana. Hasta la ventana boquiabierta ondea sus brazos sonámbulos, porque sueña que se mueve, aunque moverse soñando es lo que quiere. Los vasos, incluso ellos se agitan con tanta danza en sus entrañas, aman las manos ajenas como besar las bocas de extraños… Cierran los ojos y se entregan, ¡qué privilegio!

Puede ser que esté en las hebras enroscadas de los cabellos o inclusive en los extremos coquetos de las pestañas. Yo a veces creo que lo he visto en los lunares nuevos que se me pintan en los brazos, aunque puede que se encuentre escondido bajo los pomelos párpados de las mujeres. Pero no son más que suposiciones, como supongo también que podría estar cómodamente recostado sobre los pies de algunos hombres.

Sube por entre las piernas, enredadera que aprieta y suelta, y sigue subiendo hasta la cima. Buscarlo es como perderse. ¡Y lo he encontrado tantas veces! Y ha sido ahí, justo en ese perderse donde he hallado los sentidos, o más aún: el sentido.

Afuera y adentro: la fuerza de la vitalidad regada por todas partes.

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